"Te veo mañana bonita, me encantó la sesión de besos que tuvimos hoy. Descansa y soña conmigo."
Al ratito me llega otro: Va a estar todo bien, date tiempo, si necesitas hablar yo estoy acá, si te sentís sola avisame que me muero por una cucharita con vos ;)" Inmediatamente se me dibuja la sonrisa en la cara, le contesto antes de quedarme dormida "Gracias por escucharme, no quería ser un clavo esta noche pero me salió así, no veo la hora de verte mañana. Pd. A mi tmb me encantó la sesión de besos!!!"
El lunes salgo cerca de la una y cuarto, él está esperando en el auto, me toca bocina y subo.
-Cómo estas bonita? Como arranco tu semana?
-Odio los lunes- le digo suspirando y le doy un beso rápido.
-Yo también los odio, pero el mío ahora está mejorando. - sonrio, me agarra la cara y me besa como corresponde. Mi panza parece una jaula de mariposas.
Almorzamos en un bar del centro, el tenía que volver a la oficina y yo tenía clases así que fue medio rápida la cosa. El miércoles merendamos juntos, lo invité a casa a tomar el té, tenía las horas contadas antes de ir al gimnasio y era la excusa perfecta para no pasara nada mas que otra sesión de besos. Le gustó el departamento, y me hizo prometer que el fin de semana yo tenía que conocer el de él, cena y película incluida eran los planes. El jueves nos encontramos en el after office, no hubo demostraciones afectivas en público, después me trajo hasta casa. Esos días estuvimos hablando de tomarnos las cosas con mucha calma, ir conociéndonos de a poco, y sabíamos que si había caricias en frente de mis jefes, sus amigos, las cosas iban a tomar otro ritmo.
El viernes no nos vimos, yo salí en una noche exclusiva de chicas, después de hacer la previa en casa fuimos a una fiesta que organizaban un grupo de chicos que juegan al rugby y estaban juntando plata para un viaje no sé dónde. Me hacía falta una salida sola de chicas, nos divertimos como locas y nos quedamos hasta la última canción.
La semana había pasado volando, hablamos todos los días con Fede, mensajes, llamadas, cada vez que lo veía o lo escuchaba me gustaba más.
Entre las charlas, surgió el tema de los ex, el me dijo que realmente se sentía cómodo así, no le gustan los rótulos a las cosas, no cree poder ser el típico novio, yo todavía tenía mis serias dudas respecto de eso. Volví a hablar de Bruno, mi ex, repetí las mismas palabras que en la cena del domingo, en su momento él me hizo dudar de mi, de lo que era, lo que soy, lo que buscaba y hacía donde iba. Bruno me quebró por completo, yo quería más y él no supo o tal vez no quiso dármelo. Al fin y al cabo, todo se reducía a la incompatibilidad, eramos muy distintos y en su momento me supe conformar con lo poco que me daba, para darme cuenta con el tiempo que no alcanzaba, no era suficiente, merecía mas que las migajas que me tiraba. No iba a permitir denigrarme de nuevo de esa manera, esa era mi promesa.
Me levanto sobresaltada, los nervios me van a consumir hasta la noche, es LA noche, y a este tipo la verdad tengo ganas de comérmelo como un bombón de dulce de leche.
Me felicito a mi misma por haber vuelto anoche y tomar litro y medio de agua antes de dormir, si no, la resaca hoy, no me iba a dar respiro.
Tere en mano y nos tiramos a tomar sol con Eli, repasamos un poco la noche, nos reímos de lo huevonas que podemos llegar a ser, me hago los pies y las manos, me doy retoques depilatorios, elijo la ropa con Eli antes que se vaya
En algún momento se pasó la tarde porque ya son las ocho de la noche. Me entro a bañar y me tomo por lo menos una hora, tengo que estar en lo de Fede a las diez, suspiro para tranquilizarme.
Exfoliante, jabón líquido, un mini baño de crema para el pelo y la crema hidratante post baño hacen magia en mi piel y pelo.
Me pongo una camisa de jean arremangada y shorcitos de jean también, cinto fino de animal print, plataformas de gamuza bordo y cartera del mismo color. Salgo de casa a las diez menos cuarto. Soy bastante fanática de la puntualidad. Siento que la segunda guerra mundial tenía lugar en mi panza en ese preciso momento.
Salgo del remis, toco el timbre y me temblaba la mano, volví a respirar profundo para calmarme.
Me abre con el portero eléctrico y subo. Me doy como siempre una última mirada y el visto bueno en el ascensor.
La puerta estaba abierta de par de en par cuando llego al piso diecisiete
-Pasa, estoy en la cocina- escuche la voz que venía de adentro y no pude evitar sonreir, por los nervios, la ansiedad, las ganas de verlo, para ese momento era un manojo de emociones.
-Permiso- le digo algo tímida
Entre, pase por el comedor, al lado estaba la cocina y enfrente un living bastante grande, el comedor estaba cerrado con un vetanal que abarcaba toda la pared desde el piso hasta el techo, que dejaba ver una terraza espectacular. WOW pense en ese momento, el departamento es gigante para que viva solo, y la decoración no esta nada mal. No había paredes que separen los ambientes, pero la distribución de los muebles marcaba bien cada sector, era todo pisos de madera oscura plastificada, menos la cocina que era era un cuadrado de cemento alisado. Muy moderno, muy masculino, muy Federico.
Me acerque despacio a él mientras recorría con la vista el departamento. Él sale de atrás del desayunador que estaba en el medio de la cocina, en ese caso lo usaba como mesada para cortar unas cosas, se me acerca con los ojos brillantes y una sonrisa que podía derretir al glaciar mas compacto.
-Hola- me dice, me agarra por la cintura y me da un beso que me deja sin habla y sin aliento, con las ideas algo descolocadas.
-Que buen recibimiento el tuyo- le digo mientras lo abrazo.
-Me imagino que venís con hambre porque estoy cocinandote hace tres horas.
- Si, sabes que siempre tengo hambre - le digo sonriendo, con la voz mas seductora que me salio en ese momento.
Me agarra de la mano y me lleva al otro lado del desayunador.
-Que vamos a comer? - le pregunto
- Pollo con salsa de champignon con papas, y cuando te muestre el postre te morís.- lo dice todo sintiendose muy orgulloso de él mismo. Es imposible que no le sonria.
- Cena con postre incluido? Pero si sos el perfecto caballero- le digo mientras le doy un golpecito en el hombro.
- Por supuesto que sí, un caballero que sólo sabe cocinar esto para impresionar así que no pidas mucho mas- Nos reimos los dos.
- Con que me hagas un asado de vez en cuando ya soy mas que feliz - le digo todo con dulzura y lo beso en la mejilla.
Me abraza - Estás hermosa como siempre - me dice mirándome fijo a los ojos. Cualquiera podía percibir la tensión sexual que había. Yo ya estaba preparada para cenar mas tarde y pasar a la cama directo, pero los planes de él eran otros porque me suelta y me dice
-Vamos a la terraza, esta divino afuera, hice una picada.
Cenamos, hablamos, tomamos un vino riquisimo. Cuando terminamos de comer el pollo con papas ya me había olvidado que había hecho un postre, lo quería a él, la atmósfera se iba calentando cada vez mas.
Recogimos la mesa, y cuando dejé la copa en la mesada de la cocina, saca un boul con mouse de chocolate del freezer. Increíble! El chocolate me puede, no hay forma que diga que no ahora.
- Miramos una peli con el postre?- me pregunta en un tono inocente mientras buscaba compoteras y cucharitas de postre.
En el living hay un sillón de cuero negro de tres cuerpos y un LED de cuarenta y dos pulgadas, de nuevo, imposible decirle que no. Asentí despacio y dibuje mi mejor sonrisa. Llevamos las compoteras, el vino y las copas y las dejamos en la mesita ratona del living.
- Qué vamos a ver? le pregunto.
- Sorpresa- me dice riéndose.
-Otra mas? - mientras el ponía el dvd yo me acomodaba en el sillón.
Se sentó al lado mio, agarro su compotera y empezamos a comer mientras arrancaba la pelicula.
Yo le había comentado al pasar en alguna de las salidas que tenía ganas de ver "El padrino" era un clásico que no había tenido el placer de disfrutar. Y si, fue realmente una sorpresa cuando vi exactamente ese título en la tele.
-Y que buena sorpresa - le digo mientras le doy un beso en la mejilla. - Esto, también fue una sorpresa- le digo levantando un poco la compotera - No te hacía de gran chef, pero superaste mis expectativas - digo en tono de broma guiñándole el ojo.
- Bueno, me alegro que haya gustado, me encanta que hayas venido.
En los diez primeros minutos de la película, termine de comer el postre y volví a dejar la compotera en la mesita, él hizo lo mismo, intente prestar atención a lo que pasaba en la pantalla gigante que tenía adelante mio, pero las ganas que tenía de saltar al hombre sentado al lado mío lo superaba en creces.
De repente sentí un escalofrío, levanté la vista y vi que Federico me estaba mirando. Me sonríe se me acerca y me susurra - Te quedo un poco de chocolate acá- se acerca mas y me besa la comisura de los labios. No me podía mover. Ardía con solo un roce de sus labios.
Me miro a los ojos, me agarro la cara con las manos, con los pulgares me acariciaba los labios, se acerco tan lento que dolia, no podía aguantar mis ganas de besarlo, asi que acorte la poca distancia que nos quedaba y lo bese, con pasión, como si fuera mi razón de respirar, de existir.
Sin darme cuenta, lo tenía encima mio, besándome el cuello, mordiéndome muy suavecito el lóbulo la oreja, sentía su corazón y la respiración acelerada.
Nos estábamos descubriendo de a poquito, saboreandonos, soltando las ganas contenidas que teníamos desde hace una semana.
Fue mágico sentir piel contra piel. Fue mágico sentirlo adentro mio,. Fue mágico como nuestros cuerpos parecían hechos el uno para el otro, sus dedos hábiles que me recorrieron entera, su lengua y sus labios besaban, mordían, acariciaban cada centímetro de mi piel. Escuchaba su respiración agitada, mezclada con gemidos suaves, que me llegaban a los mas profundo, me aceleraban, me desarmaban.
Me desnudo no sólo en cuerpo, sino, también en alma. Me entregue a Federico, como lo deseaba cada fibra de mi ser, hasta que me rompí el mil pedazos y estallé como nunca antes lo había hecho.
-Cómo estas bonita? Como arranco tu semana?
-Odio los lunes- le digo suspirando y le doy un beso rápido.
-Yo también los odio, pero el mío ahora está mejorando. - sonrio, me agarra la cara y me besa como corresponde. Mi panza parece una jaula de mariposas.
Almorzamos en un bar del centro, el tenía que volver a la oficina y yo tenía clases así que fue medio rápida la cosa. El miércoles merendamos juntos, lo invité a casa a tomar el té, tenía las horas contadas antes de ir al gimnasio y era la excusa perfecta para no pasara nada mas que otra sesión de besos. Le gustó el departamento, y me hizo prometer que el fin de semana yo tenía que conocer el de él, cena y película incluida eran los planes. El jueves nos encontramos en el after office, no hubo demostraciones afectivas en público, después me trajo hasta casa. Esos días estuvimos hablando de tomarnos las cosas con mucha calma, ir conociéndonos de a poco, y sabíamos que si había caricias en frente de mis jefes, sus amigos, las cosas iban a tomar otro ritmo.
El viernes no nos vimos, yo salí en una noche exclusiva de chicas, después de hacer la previa en casa fuimos a una fiesta que organizaban un grupo de chicos que juegan al rugby y estaban juntando plata para un viaje no sé dónde. Me hacía falta una salida sola de chicas, nos divertimos como locas y nos quedamos hasta la última canción.
La semana había pasado volando, hablamos todos los días con Fede, mensajes, llamadas, cada vez que lo veía o lo escuchaba me gustaba más.
Entre las charlas, surgió el tema de los ex, el me dijo que realmente se sentía cómodo así, no le gustan los rótulos a las cosas, no cree poder ser el típico novio, yo todavía tenía mis serias dudas respecto de eso. Volví a hablar de Bruno, mi ex, repetí las mismas palabras que en la cena del domingo, en su momento él me hizo dudar de mi, de lo que era, lo que soy, lo que buscaba y hacía donde iba. Bruno me quebró por completo, yo quería más y él no supo o tal vez no quiso dármelo. Al fin y al cabo, todo se reducía a la incompatibilidad, eramos muy distintos y en su momento me supe conformar con lo poco que me daba, para darme cuenta con el tiempo que no alcanzaba, no era suficiente, merecía mas que las migajas que me tiraba. No iba a permitir denigrarme de nuevo de esa manera, esa era mi promesa.
Me levanto sobresaltada, los nervios me van a consumir hasta la noche, es LA noche, y a este tipo la verdad tengo ganas de comérmelo como un bombón de dulce de leche.
Me felicito a mi misma por haber vuelto anoche y tomar litro y medio de agua antes de dormir, si no, la resaca hoy, no me iba a dar respiro.
Tere en mano y nos tiramos a tomar sol con Eli, repasamos un poco la noche, nos reímos de lo huevonas que podemos llegar a ser, me hago los pies y las manos, me doy retoques depilatorios, elijo la ropa con Eli antes que se vaya
En algún momento se pasó la tarde porque ya son las ocho de la noche. Me entro a bañar y me tomo por lo menos una hora, tengo que estar en lo de Fede a las diez, suspiro para tranquilizarme.
Exfoliante, jabón líquido, un mini baño de crema para el pelo y la crema hidratante post baño hacen magia en mi piel y pelo.
Me pongo una camisa de jean arremangada y shorcitos de jean también, cinto fino de animal print, plataformas de gamuza bordo y cartera del mismo color. Salgo de casa a las diez menos cuarto. Soy bastante fanática de la puntualidad. Siento que la segunda guerra mundial tenía lugar en mi panza en ese preciso momento.
Salgo del remis, toco el timbre y me temblaba la mano, volví a respirar profundo para calmarme.
Me abre con el portero eléctrico y subo. Me doy como siempre una última mirada y el visto bueno en el ascensor.
La puerta estaba abierta de par de en par cuando llego al piso diecisiete
-Pasa, estoy en la cocina- escuche la voz que venía de adentro y no pude evitar sonreir, por los nervios, la ansiedad, las ganas de verlo, para ese momento era un manojo de emociones.
-Permiso- le digo algo tímida
Entre, pase por el comedor, al lado estaba la cocina y enfrente un living bastante grande, el comedor estaba cerrado con un vetanal que abarcaba toda la pared desde el piso hasta el techo, que dejaba ver una terraza espectacular. WOW pense en ese momento, el departamento es gigante para que viva solo, y la decoración no esta nada mal. No había paredes que separen los ambientes, pero la distribución de los muebles marcaba bien cada sector, era todo pisos de madera oscura plastificada, menos la cocina que era era un cuadrado de cemento alisado. Muy moderno, muy masculino, muy Federico.
Me acerque despacio a él mientras recorría con la vista el departamento. Él sale de atrás del desayunador que estaba en el medio de la cocina, en ese caso lo usaba como mesada para cortar unas cosas, se me acerca con los ojos brillantes y una sonrisa que podía derretir al glaciar mas compacto.
-Hola- me dice, me agarra por la cintura y me da un beso que me deja sin habla y sin aliento, con las ideas algo descolocadas.
-Que buen recibimiento el tuyo- le digo mientras lo abrazo.
-Me imagino que venís con hambre porque estoy cocinandote hace tres horas.
- Si, sabes que siempre tengo hambre - le digo sonriendo, con la voz mas seductora que me salio en ese momento.
Me agarra de la mano y me lleva al otro lado del desayunador.
-Que vamos a comer? - le pregunto
- Pollo con salsa de champignon con papas, y cuando te muestre el postre te morís.- lo dice todo sintiendose muy orgulloso de él mismo. Es imposible que no le sonria.
- Cena con postre incluido? Pero si sos el perfecto caballero- le digo mientras le doy un golpecito en el hombro.
- Por supuesto que sí, un caballero que sólo sabe cocinar esto para impresionar así que no pidas mucho mas- Nos reimos los dos.
- Con que me hagas un asado de vez en cuando ya soy mas que feliz - le digo todo con dulzura y lo beso en la mejilla.
Me abraza - Estás hermosa como siempre - me dice mirándome fijo a los ojos. Cualquiera podía percibir la tensión sexual que había. Yo ya estaba preparada para cenar mas tarde y pasar a la cama directo, pero los planes de él eran otros porque me suelta y me dice
-Vamos a la terraza, esta divino afuera, hice una picada.
Cenamos, hablamos, tomamos un vino riquisimo. Cuando terminamos de comer el pollo con papas ya me había olvidado que había hecho un postre, lo quería a él, la atmósfera se iba calentando cada vez mas.
Recogimos la mesa, y cuando dejé la copa en la mesada de la cocina, saca un boul con mouse de chocolate del freezer. Increíble! El chocolate me puede, no hay forma que diga que no ahora.
- Miramos una peli con el postre?- me pregunta en un tono inocente mientras buscaba compoteras y cucharitas de postre.
En el living hay un sillón de cuero negro de tres cuerpos y un LED de cuarenta y dos pulgadas, de nuevo, imposible decirle que no. Asentí despacio y dibuje mi mejor sonrisa. Llevamos las compoteras, el vino y las copas y las dejamos en la mesita ratona del living.
- Qué vamos a ver? le pregunto.
- Sorpresa- me dice riéndose.
-Otra mas? - mientras el ponía el dvd yo me acomodaba en el sillón.
Se sentó al lado mio, agarro su compotera y empezamos a comer mientras arrancaba la pelicula.
Yo le había comentado al pasar en alguna de las salidas que tenía ganas de ver "El padrino" era un clásico que no había tenido el placer de disfrutar. Y si, fue realmente una sorpresa cuando vi exactamente ese título en la tele.
-Y que buena sorpresa - le digo mientras le doy un beso en la mejilla. - Esto, también fue una sorpresa- le digo levantando un poco la compotera - No te hacía de gran chef, pero superaste mis expectativas - digo en tono de broma guiñándole el ojo.
- Bueno, me alegro que haya gustado, me encanta que hayas venido.
En los diez primeros minutos de la película, termine de comer el postre y volví a dejar la compotera en la mesita, él hizo lo mismo, intente prestar atención a lo que pasaba en la pantalla gigante que tenía adelante mio, pero las ganas que tenía de saltar al hombre sentado al lado mío lo superaba en creces.
De repente sentí un escalofrío, levanté la vista y vi que Federico me estaba mirando. Me sonríe se me acerca y me susurra - Te quedo un poco de chocolate acá- se acerca mas y me besa la comisura de los labios. No me podía mover. Ardía con solo un roce de sus labios.
Me miro a los ojos, me agarro la cara con las manos, con los pulgares me acariciaba los labios, se acerco tan lento que dolia, no podía aguantar mis ganas de besarlo, asi que acorte la poca distancia que nos quedaba y lo bese, con pasión, como si fuera mi razón de respirar, de existir.
Sin darme cuenta, lo tenía encima mio, besándome el cuello, mordiéndome muy suavecito el lóbulo la oreja, sentía su corazón y la respiración acelerada.
Nos estábamos descubriendo de a poquito, saboreandonos, soltando las ganas contenidas que teníamos desde hace una semana.
Fue mágico sentir piel contra piel. Fue mágico sentirlo adentro mio,. Fue mágico como nuestros cuerpos parecían hechos el uno para el otro, sus dedos hábiles que me recorrieron entera, su lengua y sus labios besaban, mordían, acariciaban cada centímetro de mi piel. Escuchaba su respiración agitada, mezclada con gemidos suaves, que me llegaban a los mas profundo, me aceleraban, me desarmaban.
Me desnudo no sólo en cuerpo, sino, también en alma. Me entregue a Federico, como lo deseaba cada fibra de mi ser, hasta que me rompí el mil pedazos y estallé como nunca antes lo había hecho.
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