Pasó un mes de ese sábado, cada día que pasa Federico me encandila un poco más.
Es un huracán, que entro en mi vida sin pedir permiso, me descolocó por completo. Por momentos, me abruman los sentimientos tan tempranos hacia él, nunca pensé sentir cosas tan fuertes en un mes de relación por alguien.
No me canso de mirarlo, besarlo, conocerlo, todo su ser es intoxicante para mi persona.
Esta semana estuvimos los dos muy complicados yo tenía los últimos parciales del cuatrimestre y el andaba complicado con algunos planos y un cliente que no le daba respiro. Fede estuvo raro desde el martes a la noche, no me llamó, y con suerte me respondía los mensajes. No insistí porque estaba muy involucrada en mis cosas, rendir y el trabajo me tenían agotada.
No nos vemos desde el domingo, estamos a jueves y lo extraño, quiero verlo, que me abrace y se vaya todo el estrés de estos días tan movidos. Por eso, quiero que hoy sea una noche especial, mañana cumplimos un mes juntos y tengo el regalo perfecto, pero el agasajo para él, empieza hoy.
Paso por el supermercado y compro un par de cosas para hacer un lomo a la pimienta con papas y espárragos salteados, de postre, helado y algo para el desayuno de mañana.
Me da el tiempo para ordenar un poco el departamento, llenar la bañera con las sales que me mandó mi abuela de regalo con aroma a jazmín para despejarme de tanta rendida.
Arranco a cocinar cerca de las ocho y media, un poco de música y manos a la obra!
Me pongo algo cómodo pero sexy, short de jean cortito que se le sale la tela de los bolsillos por debajo con una estampa floreada, y una remera media flojita blanca con la espalda baja.
Son las diez y media y no hay noticias de Federico, lo llame y no me atiende. Hace una hora que tendría que haber estado acá. Decido no preocuparme, dejo la comida lista tapada y me siento a esperarlo. Me engancho con una serie y cuando me quiero dar cuenta ya pasó otra hora. Lo vuelvo a llamar, no me contesta.
Llega a las doce menos cuarto de la noche. La comida estaba fría, yo muerta de sueño y con un humor de perros.
Apenas cruza la puerta me dice en un tono medio alto.
-Hace falta que me llames tres veces? Si te dije que venía mas tarde, no entiendo para que insistís
Conte hasta diez y le respondí - Me estaba preocupando, me dijiste que venías a las nueve y media, Fede- trate de hablarle con dulzura.
-Se me hizo tarde, tenía que pasar por casa a hacer unas cosas - me respondió en un tono sobrador del que hice caso omiso.
-Comemos? Tenes hambre?- le pregunto mientras me acerco para darle un beso, pero me corre la cara. Lo beso en la mejilla y lo miro confundida.
-Si, comamos, estoy cansado, cuando antes vayamos a la cama mejor.- Ok, me digo, déjalo ahí, definitivamente hoy no fue su día.
Cenamos callados en frente de la tele, en diez minutos terminó su plato. No me miraba, no me hablaba, era lo mismo que comer sola.
-Te pasa algo Fede?- le pregunto de nuevo tratando de acercarme a él cuando terminé de comer.
-No, ya te dije, estoy cansado.- me responde sin mirarme, la vista fija en una de las novelas que jamás vio.
-Bueno, anda a acostarte si queres, yo levanto esto y voy en un rato. Necesitas algo mas?- Hablo todo el tiempo tratando de conservar la calma, no quería que se eche a perder la sorpresa del fin de semana que tenía preparada.
Lo miro y por alguna razón empecé a sentir un dolor en el pecho. Algo no andaba bien, nunca me había tratado así y estaba cerrado como una ostra.
Levante los platos cabizbaja, me ayudo a levantar la mesa, y en la cocina, mientras ponía los platos en agua se me acerca por atrás me abraza, suspira y me da un beso en el cuello. Basto sólo eso para sacarme una sonrisa.
-Me voy a acostar, estoy muerto- me susurro al oído.
Me di vuelta, le agarre la cara y le di un beso, el beso que había esperado toda la semana, pero no me respondió. Lo deje ir.
Ordeno un poco la cocina y voy a la pieza, Fede estaba sentado en la cama en boxer con su teléfono. Aproveche me saqué la ropa y me quedé sólo en ropa interior. Esta tarde después de rendir me di un gustito, y me compré un conjunto de lencería blanca de encaje, tanga y corpiño. Pasee por todos lados, buscando ropa, poniéndome crema en las piernas, pero el señor ni se inmutó.
Me dolió el rechazo, me dolió que ni siquiera me mirara después de una semana, que no haya respondido el beso en la cocina, que no pueda dejar sus quilombos de lado un rato para relajarse conmigo. Yo lo necesitaba, necesitaba sus besos, sus abrazos, que me mime un rato, que me desenchufe del mundo como solo él podía hacerlo.Acaso a él no le pasaba lo mismo? Para que vino entonces?
Me di por vencida y me puse el pijama menos sexy que encontré. Me acuesto en la cama, esperando con ansias nuestra cucharita, pero no hubo caso. A penas entre a la cama, se dio vuelta para el otro lado.
Hice un último intento de contacto físico, lo abrazo, le acaricio la espalda, pero no se mueve.
-Que duermas bien gordo - le digo y se me reflejo el dolor y el cansancio en la voz.
Nunca me respondió.
Eran las tres y media de la mañana y yo estaba con los ojos abiertos de par en par. Fede dormía profundamente al lado mio, todavía dandome la espalda.
Prendí la lamparita de mi mesita de luz y me puse a leer, pero sin prestar atención realmente. No entiendo que le pasa a Federico, qué hice mal? Me zarpé? Soy una pesada? No tenía ganas de verme después de tantos días? Porqué me sentía tan mal? Había estado planeando esta noche y el fin de semana desde hace unos días, yo moría por verlo, me hacía falta él. Ni siquiera disfrutamos la comida. Me estoy enroscando al pedo, lo sé. Basta Mía! me grita mi inconsciente con cara enojada. Sos una pesada, lo estas ahogando al pobre chico.
Cuando por fin cerre los ojos, suena el despertador. Me lo había puesto cuarenta minutos antes para hacernos el desayuno y cambiarme tranquila.
Me levanto despacio sin hacer ruido voy a la cocina, hago unas mafaldas en el microondas, café y jugo de naranja exprimido para los dos.
Después voy al baño social, no quería entrar al que tengo en suite con mi pieza para no despertarlo, me acomodo los rulos, me lavo la cara, los dientes, me maquillo un poco mas que el común de los días y me cambio. Me miro en el espejo y me di cuenta que esta iba a ser la primera vez que iba tan bien arreglada al estudio. Pollera pencil de broderie en un tono rosa pastel, camisa musculosa negra por dentro y zapatos altos negros. Si con esto no me mira y se derrite, quiere decir que algo anda muy mal.
Salgo del baño. voy directo a la pieza, Fede estaba en el baño con la puerta cerrada.
Aprovecho y me pongo algo de perfume. Cuando sale me mira algo perplejo.
-Buen día- le digo sonriendo y acercándome hacia él y besándolo rápido. Quería tantear con que humor se había levantado hoy.
-Hola.- Me dijo con mala cara y en un tono muy seco.
- Hice el desayuno, cuando termines de cambiarte vení al comedor que tengo una sorpresa para vos.- otra vez hablaba con dulzura y por dentro contaba hasta un millón para no mandarlo a la mierda. Porque tenía esa reacción tan tosca conmigo?
-Bueno, ahora voy.
Estaba esperando sentada en la mesa del comedor con el desayuno y las entradas para ver un banda, algo nueva, local que a él lo tenían loco desde hace unos meses, según me contó. Justo hoy iban a tocar en un pub cerrado al público y no podía desperdiciar la oportunidad de regalárselas.
Se sienta, mira las entradas, me mira a mi, le sonrio, él sigue con su cara de pocos amigos, y no me lo banco mas así que intervengo.
-Son para esta noche, sé que te gusta la banda y estaría bueno que vayamos a verla juntos. - Federico seguía sin reaccionar, entonces seguí con mi discurso - Te extrañé estos días - busco agarrarle la mano que tenía sobre la mesa pero cuando se da cuenta de mis intenciones la baja a su regazo - Quería que pasemos un tiempo juntos - él seguía inmutable. Me dio bronca toda la situación, pero volví a tragarme mi orgullo y segui hablando. - No sé que te pasa Fede, desde ayer estas raro, anoche tenía muchas ganas de verte, cociné, me compré el conjunto de esa tanga ridículamente chica para vos, hoy me levanté, nos hice el desayuno, porque quiero que estemos bien, no me gusta verte así, y si no hablas no se que te pasa- Todo fue en un tono muy dulce casi en un suspiro, no quería que suene como a reproche. Él, ni siquiera me miraba, tomaba café, miraba el teléfono, yo esperaba sentada con un nudo en la garganta.
Hasta que después de lo que a mi me parecieron horas dijo
-No puedo ir hoy, esta tarde me voy de viaje con los chicos, vuelve el lunes a la mañana. Invita a alguna de tus amigas, o decime cuanto te salieron las entradas y te devuelvo la plata. - Lo dijo en un tono tan seco y con tanto desdén que me hirvió la sangre. No me pude contener mas.
-QUE? que te vas de viaje? Y cuando me ibas a decir?- y si, eso sonó como reproche, y lo era.
Levanto la vista y me miro fijo antes de hablar y sin que se le mueva un pelo me dijo
- Mira Mía, creo que vos te estás tomando esto muy a pecho, yo te dije, no soy una persona que le gusten las relaciones, me gusta ir y venir cuando quiero sin dar explicaciones a nadie. Me gustas mucho, pero no te puedo dar mas que esto. Creo que habría que descontracturar un poco la relación. Yo me siento sofocado con vos dando vuelta todo el día. Por ahí vos creíste que esto iba a ser exclusivo entre los dos y yo ahora no estoy buscando eso, estuve solo mucho tiempo y no creo poder perder mi independencia ahora. No sé, la pasamos muy bien juntos, pero yo nunca voy a hacer las típicas cosas de novio. Ayer estuve con cara de orto porque sabía que hoy me ibas a saltar con todos estos planteos, que no tengo ganas de barcarmelos. Y vine porque no me parecía que este bueno aclarar estas cosas por teléfono, pero en serio creo que tendríamos que tomarnos un tiempo. Pensalo el finde, hace la tuya, y si tenés ganas de seguir como hasta ahora la venimos llevando pero mas relajado estaría perfecto.
Yo lo miraba atónita, no podía creer que esas palabras estaban saliendo de su boca. Dónde quedo el Federico divertido, sexy, romántico que me despertaba todos los días con un café, un beso o un mensaje, él que me decía que era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo. Esta bien, nunca hablamos de amor, pero yo estaba segura que lo quería, que haría casi cualquier cosa por él. Entonces, toda la información, todo lo que me dijo, la situación en sí me retrotrajo a un año atrás, me golpeó como un tren bala, escuchaba cómo repetía las palabras de Bruno, una y otra vez. MIERDA cómo dolía eso, sentirme, de nuevo, una idiota por no saber interpretar las señales, sentirme usada, denigrada. Se me hizo imposible controlar el nudo en la garganta y empezaron a caer los lagrimones mientras trataba de articular algún tipo de respuesta en mi mente.
No lo podía mirar, mi cara delataba la tristeza que tenía, el dolor que me sofocaba el pecho, porque sabía que no me podía conformar de nuevo, sabía que merecía mas, sabía que no iba a tolerar verlo con otras chicas. Fue casi palpable el momento en que se me estrujó el corazón, pero no había vuelta atrás. Lo de Bruno me costó muchísimo superarlo, no iba a pasar por lo mismo. Pensé en mi, me tenía que proteger mejor esta vez. Hable casi entre susurros, con la voz apagada
-Si, definitivamente malinterprete todas las señales- hice una pausa, tome aire, busque tranquilizarme y lo mire a los ojos, su expresión seguía igual, todo le daba lo mismo. Puse una pantalla y saque fuerzas de donde no tenía para dejar de llorar. Con voz mas firme le dije- el tema es que yo te quiero, y no me voy a bancar otra vez pasar por la misma mierda que hace unos años. No me voy a tomar el finde para pensar nada, porque sé lo que quiero y evidentemente no es lo mismo que queres vos. Así que podes hacer la tuya, tener tu independencia todo lo que quieras, yo no te voy a escribir ni llamar más porque si lo hago voy a terminar lastimada, enredándome en una relación que por lo visto tenía fecha de caducidad desde que arrancamos- baje la mirada, porque otra vez no podía soportar verlo.- me hubiera gustado que me digas que te estaba sofocando- volvi al susurro porque me quebraba en mil pedazos, volvieron las lagrimas- me deje llevar por vos y toda tu vorágine, hasta planee este finde juntos, porque te vuelvo a decir te quiero. Y en definitiva eso es lo que mas me duele, que no hayas tenido los huevos suficientes para decirme las cosas como eran, porque esto lo hicimos de a dos, vos también me llamabas para decirme que tenías ganas de verme y demás.- en ese momento deje de llorar y me consumió la bronca, el odio- La puta madre! -digo con fuerza-fuiste vos el que empezó todo este jueguito, te acordas? - le dije mirándolo fijo, él sólo asintió. En un segundo de lucidez mire el reloj y le dije con voz ronca y firme - Creo que mejor te vas, yo tengo que ir al estudio y no quiero llegar tarde. No me llames, ni me busques, no estoy para juegos pelotudos.- Me levante, me seque las lágrimas que me habían quedado en la cara, y le abrí la puerta del departamento con el corazón en la mano. A él se lo veía sereno, se levanto de la silla, y se acerco despacio a la puerta.
-En serio Mia que no quería que terminaran así las cosas, pero no puedo ser para vos alguien que no soy- me susurro en el oído, me dio un beso en la mejilla y se fue.
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