Casi puedo sentir sus labios sobre los míos y en un segundo de cordura, doy un vistazo a la pista de baile y veo a Nicolás con los ojos como platos, mirando toda la situación. Me alejo unos centímetros de Federico.
Se da cuenta de mi distancia, me suelta la cintura, me agarra la mano y me lleva a la pista de baile.
La re putísima madre! grita el pequeño demonio que tengo adentro, mientras yo le sigo el paso y disfruto de por lo menos tener mis dedos entrelazados con los suyos.
Bailamos, un rato y por alguna razón siento que él se siente algo incómodo con la situación.
-Si no te molesta voy un rato a bailar con los chicos del estudio - le digo mientras me da una vuelta.
- Te estaba por decir para que vayamos a fumar un pucho, pero anda con ellos, después te busco.
-Fumas?
-Si, un poco, casi siempre cuando salgo o cuando estoy nervioso por algo o alguien. Vos, fumas? - lo escucho y es imposible no darle una sonrisa que parte la tierra en dos. Me guiña un ojo y a mi me dan ganas de llevármelo a mi casa y besarlo hasta que los labios digan basta. Hace rato no sentía tanto deseo por un tipo.
-Andá vos, después nos vemos. No, no fumo, nunca me llamó la atención- le doy un beso en el cachete, el alcohol hace haya perdido todo tipo de inhibición - más vale que me busques después- y vuelvo a la misma sonrisa de hace un rato.
-Debes haber tomado mas champagne del que pensé si crees que no te voy a volver a buscar.
Me doy vuelta y me cuelo en la ronda de los chicos del estudio.
Se corta la torta, tiramos de las cintas, no saco nada importante. Seguimos bailando, pasan las horas, la estoy pasando realmente bien, el alcohol ayuda, eso está clarísimo. Nos dan algo para comer y veo que afuera está empezando a amanecer.
Al rato, se me acerca Flor para avisarme que Gastón se quería ir, estabamos todos medios pasados de alcohol y tenemos un viaje de por lo menos cuarenta minutos de vuelta. Está con Federico, la hermana y su novio, mas otros que no conozco.
-Bueno, vamos. Espera que busco la cartera.- Lo miro a Federico, el me mira, se acerca
-Voy con vos- me dice algo tímido. Cuando nos alejamos de Flor me dice - Te puedo llevar a tu casa? Al final no tuvimos mas tiempo para hablar.
-No tuvimos mas tiempo para hablar porque no me buscaste como me prometiste- me rio- Además, me pregunto como estará tu nivel de alcohol en sangre como para manejar, mirá que trabajo con un muy buen grupo de abogados que en el caso que me pase algo te van a sacar hasta las ganas de comer- Le digo todo en tono muy irónico.
-Sí, estoy al tanto de eso señorita, pero no creo que mi nivel de alcohol en sangre sea mayor que el de Gastón, pero entiendo si te querés ir con él.- Me mira fijo y me vuelvo a derretir.
-No, me voy con vos. Creo que puedo confiar en tu palabra. Viniste solo en el auto? - le pregunto en los dos segundos de lucidez que tengo pensando en la hermana.
-No, vine con Sabri pero la lleva Gustavo, no alcanzó a venir a la misa porque estaba trabajando. - Me miro fijo de nuevo - Venís conmigo? - me estiro la mano y a estas altura es imposible decir que no.
Nos despedimos de todos y salimos con Flor y Gastón y un par de los que estaban hablando con ellos hace un rato.
Esta completamente de día, son las seis y media de la mañana y mis pies me están pasando factura.
A penas subimos al auto me saco los zapatos - No los aguanto ni un segundo más!- Le digo tratando de a pesar de estar toda desparramada en el auto tratar de parecer algo coqueta.
-No se como caminaste y bailaste toda la noche con esos tacos- me dice y prende el auto, empieza a sonar Queen, me pongo el cinturón y cuando me quise dar cuenta ya estamos en la ruta.
Hablamos de todo un poco, sus viejos, los míos, cómo decidió estudiar arquitectura, algo de los trabajos que está haciendo ahora, los gustos literarios, de música y de cine, coincidimos bastante en la mayoría de las cosas. Hasta ahora las dos cosas que mas me gustan de él son su amor a la profesión y la devoción a su familia.
En un abrir y cerrar de ojos estábamos en la puerta de casa.
-Que vas a hacer mañana? mejor dicho, hoy, mas tarde?
-Tengo el cumpleaños de uno de mis tíos, hace un asado y quiero aprovechar la pileta una horas.
-Te escribo mas tarde si te parece, podemos ir a merendar si no estás muy cansada.No puedo evitar reirme- O, me invitas a tomar un café para que baje un poco el efecto del alcohol- me mira con cara de inocente
-Mejor no tientes a tu suerte - le dije muriendome de ganas por dentro de tenerlo en mi cama en ese preciso momento. Me hubiera quedado hablando en el auto por horas pero estaba muerta de sueño- escribime mañana, creo que con tus dotes de acosador conseguiste mi pin.
-Si, te escribo sin falta mañana. Que descanses- se acerca y me da un beso en la comisura del labio mientras con la mano me acaricia la cara. Me quedo muda, estoy ardiendo por un sólo beso, pero se aleja demasiado rápido sin darme tiempo a reaccionar. Me resigno y cuando abro la puerta del auto me dice -Todavía no puedo creer que hayas entrada en esa librería, fue lo mejor en un tiempo largo. Me acerco y lo beso exactamente en el mismo lugar que me beso él- Busco los zapatos, me acerco de nuevo lo beso del otro lado y antes de salir le digo - que descanses, hablamos mañana.-
Subo al departamento, saco la botella de agua de la heladera y tomo mas o menos un litro para evitar una resaca masiva al otro día. Me saco la pollera y me meto en la cama así como estoy. El cuerpo no me respondía para nada mas.
Siento que suena el celular, es mi tío que me avisa que pasa por casa en media hora. Me doy una ducha rápida, me cambió, pongo la bikini y el protector en el bolso. En veinte estoy lista, miro el teléfono y tengo tres mensajes de Federico. No sé si pueda aguantar estas ganas de verlo todo el día.
"Dije en serio que cuando apareciste ese jueves en la librería fuiste lo mejor que me pasó."
"Me encantó conocerte"
"Fue muy cruel de tu parte ese último beso en el auto"
Con el último mensaje me sentí satisfecha, ojo por ojo querido, pensé y me acurruco en el sillón esperando que venga mi tío.
Me hace bien estar con mis tíos, no me siento tan sola. Los domingos son los peores porque siempre fue el día familiar y teniendo mis viejos tan lejos todo se siente diferente. Primer y segundo año pasaba los domingos en la casa de Eli con sus hermanos, pero en algún punto sentí que molestaba aunque ellos me decían que no.
Últimamente, pasaba los domingos limpiando el departamento, aunque vivo sola es bastante grande. Tiene un living comedor amplio, en un parte hay un futon de dos cuerpos y dos de uno, con una mesita de café y un plasma, del otro lado esta la mesa con seis sillas y un estante con libros de la facu y otros. La cocina es amplia, hasta tiene un placard para guardar cosas, un baño de visitas, y mi pieza está en suite con un baño completo. Tengo una cama de dos plazas, con cuatro almohadas, un escritorio, que lo ubique abajo de la ventana porque me encanta estudiar con luz natural, la pc y varios estantes con ropa de cama. A cada lado de la cama hay una mesita de luz, la de la izquierda tiene una lámpara y el libro de turno, la de la derecha, el despertador, alguna crema para las manos y un chocolate. El balcón es la mejor parte, abarca todo el largo del departamento. Todo esta decorado en tonos beige y blanco. El piso es casi en su totalidad de parquet plastificado, lo que me ahorra muchísimo tiempo a la hora de la limpieza, menos en la cocina, que tengo cerámica blanca y en los dos baños. Limpiarlo me deja agotada.
Mi papá tiene cuatro hermanos más, y cada uno tiene tres o cuatro hijos, por ende, tengo una familia grande y ruidosa que me espera para almorzar. Tengo resaca, pero nada que no pueda controlar, en todo caso, estoy tan emocionada por todo lo de anoche que no siento malestar.
Les cuento a mis primas la historia y se quedan todas embobadas mientras tomamos sol. El BlackBerry no deja de sonar y con cada mensaje no puedo creer la cantidad de cosas en común que tengo con Federico. Me acuerdo de su sonrisa y siento un cosquilleo en todo el cuerpo. Hace mucho no me pasaba de estar esperando, deseando ver a alguien. Creo que no me había pasado nunca, por lo menos no de esta forma.
El asado estaba riquísimo, hicimos sobre mesa, tomamos un rato mas de sol, dormi una siesta increíblemente reparadora en la reposera, después una de mis tías me levanta con mates y factura. Cerca de las seis me tomo un remis para volver a casa.
Le mando un mensaje Federico para avisarle que estaba volviendo a casa. Me llama y sin decirme ni quiera hola, a penas respondo suelta -Te paso a buscar a las nueve, vamos a cenar al bar de un amigo que abrió hace poco. Muero de ganas de verte - En qué momento me morí y fui al cielo me quede pensando con una cara de idiota total que hasta hizo reír al remisero..
Me baño con el jabón exfoliante que guardo sólo para ocasiones especiales, me pongo la crema hidratante del mismo aroma que el jabón, mientras pienso que me voy a poner.
Me decido por un jean mas bien clarito, una musculosa de fondo azul noche con unos pajaritos en tonos crudos muy delicada, chatitas trenzadas morrones, una bandolera del mismo color de los zapatos, un saquito de hilo del mismo tono de los pajaritos, aritos de perla (puedo decir que en mis veintitrés, casi vienticuatro años si hay algo con lo que no puedo salir de mi casa son los aritos de perla, son como mi marca registrada) algo de perfume y el pelo con los rulos lo mas arreglados posible. Me termino de cambiar a las nueve menos cuarto. Llamo a mi Mamá del teléfono fijo para contarle que tal me fue anoche en el casamiento y lo bien que la pase hoy en la casa del tío, omito contarle lo de Federico, todavía no pasó nada, así que no hay mucho que contar.
Nueve y cinco me manda un mensaje Federico para avisarme que llega en cinco y me pregunta el piso. Corto con Mamá, le digo que salgo a cenar con una de las chicas, me pide que me cuide y que no vuelva tarde. Es imposible que esta mujer se deje de preocupar por mi en algún momento. Le digo que no se preocupe, que la quiero, y que mañana la llamo.
Contesto a Federico "Departamento 14 B. Ya estoy lista, te espero". A penas mando el mensaje suena el timbre. Con voz temblorosa por los nervios pregunto quien es. -Soy Fede, Mía. Bajas?- Siento que el corazón se me va a salir de lugar. -Ya bajo- le contesto tratando de sonar tranquila.
Me doy los últimos retoques con la ayuda del espejo del ascensor. Respiro profundo y salgo.
Lo veo parado apoyando el brazo en el portón del edificio. Tiene un jean clásico, una camisa a cuadros roja y blanca y unas converse negras. Está para comérselo como aperitivo de la cena.
Abro el portón, me mira, y siento que me desnuda con la mirada - estas hermosa- me dice y me derrito a fuego lento. - Hola, para vos también- le digo con una sonrisa entre dientes.
Me acerco para darle un beso en el cachete, pero antes que me de cuenta con una mano me agarra de la cintura, con la otra me agarra la cara, me acerca a él de una forma dolorosamente lenta, hasta que estamos pegados, mirándonos. Todo mi ser pide que me bese.
Me besa en el cachete, mientras su mano pasa a mi nuca acariciándome el pelo, y va desparramando besos hasta la comisura del labio, en el mismo punto donde me beso anoche, aleja su cara de la mía, me mira unos segundos, que para mi parecen la eternidad misma, me pide permiso con los ojos, pero antes que pueda reaccionar nos fundimos en el beso mas perfecto que me hayan dado en mi vida. Siento su perfume que me inunda y me dejo llevar, él pone sus manos en mi cintura abrazándome hacia él, yo le rodeo la cara con mis manos, y somos sólo lengua, labios y suspiros.
Es suave, es tierno y al mismo tiempo tan carnal que toca cada fibra de mi cuerpo.
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